El pasado miércoles 4 de octubre, en el marco de un Desayuno de trabajo “Al grano con CEGRU” se recibió a la Ing. María José González, coordinadora del Proyecto Biovalor, para tratar el tema “Economía Circular y Residuos”.

Forjado a partir de fines de los años 70, la economía circular es un concepto que se inspira de diversas escuelas de pensamiento, como la ecología industrial y el modelo “de la cuna a la cuna”. El origen común de estas corrientes es la crítica al modelo de producción lineal, en el cual se extrae, se fabrica y se desecha. Un paso más adelante en lo que respecta a la optimización de recursos estaría la economía del reciclaje, en la cual se produce y se recicla, permitiendo reinsertar materiales en la cadena de producción.

Sin embargo, la economía circular propone un salto cualitativo al establecer maneras innovadoras de producir y de consumir. En una economía circular, el valor de los productos y materiales se mantiene durante el mayor tiempo posible; los residuos y el uso de recursos se reducen al mínimo, y los recursos se conservan dentro de la economía cuando un producto ha llegado al final de su vida útil.

Algunos aspectos clave de la economía circular son:

El Diseño inteligente: diseñar para que los productos sean más duraderos, fáciles de reparar, actualizar o reciclar. La Simbiosis industrial: un modelo de gestión conjunta y colaborativa entre industrias que permite que los residuos o subproductos de una industria se conviertan en los insumos de otra. La Economía de la funcionalidad: consumir servicios en lugar de productos, lo que estimula la creación de nuevos modelos de negocio adaptados a las demandas de los usuarios. La Industria 4.0: apoyarse en las plataformas informáticas digitales, virtualizar y desmaterializar. La Reparación, el Reuso, y la Remanufactura: multiplicar los mecanismos de re-circulación que permiten una mayor recuperación del valor de los materiales.

La gestión de residuos desempeña un papel crucial en la economía circular y por ende el modelo genera múltiples lineamientos para las empresas del sector. Primero, la posibilidad de evolucionar hacia nuevos modelos de negocios orientados a la prestación de servicios, desde el mantenimiento hacia la gestión integral, pasando por el asesoramiento para generar oportunidades de simbiosis industrial entre generadores. Segundo, la identificación de nuevas oportunidades de negocio, en particular en el mercado de materias primas secundarias y orientado hacia el comercio internacional.

Es indudable que el desarrollo de la Economía Circular necesita de una articulación entre actores públicos y privados, y el desarrollo de un marco normativo que propicie esta transición. A modo de ejemplo, el Paquete de medidas de la UE para la Economía Circular (2015) incorpora propuestas legislativas ambiciosas que incluyen objetivos a largo plazo para reducir la disposición final en rellenos y aumentar el reciclaje de flujos clave de residuos, como los residuos municipales.

Entre los objetivos principales, se encuentra el de reciclar el 65% de los residuos municipales para el año 2030, sabiendo que actualmente en Europa se recicla un promedio de 40% de esta fracción, con grandes diferencias entre Estados y regiones.

Otra medida interesante es la elaboración de normas a escala de la UE para determinar el nivel de pureza o de idoneidad para el reciclado de alta calidad, lo que aumentaría la confianza en las materias primas secundarias y en los materiales reciclados, apoyando el mercado de estos productos.

Para alcanzar estas metas y garantizar la coherencia con el principio de jerarquía en la gestión, la UE anima a que se haga un mayor uso de los instrumentos económicos y propone establecer criterios mínimos sobre transparencia y rentabilidad para asegurar la eficacia del funcionamiento de sistemas de gestión de residuos financiados por los regímenes de responsabilidad ampliada del productor.